Por: Yina Mateus
Tiempo de lectura: 5 minutos
Aprende a renunciar y retirarte cuando es necesario y justo
Ser maduro significa también renunciar y darse por vencido cuando es necesario y justo. Se puede sentir apego por personas, situaciones y hasta cosas. Nos puede pasar como seres humanos que no aceptemos la realidad de una carrera que no nos llena, un trabajo que ya no nos gusta o un negocio que ya cumplió el ciclo en nuestra vida.
Nos puede costar soltar a partir de cómo nos hayamos relacionado con nuestros modelos de apego desde la infancia. Si estás viviendo una situación que no te gusta a nivel profesional, acepta la realidad más pronto que tarde y elimina la angustia de la espera con discursos de “ojalá fuera posible que esto cambie”.
A veces confiamos en que la carrera profesional nos empezará a gustar, el ambiente de trabajo mejorará o la situación económica o de mercado permitirá reactivar un negocio o nos volverá la motivación por lo que nos gustaba. La esperanza puede ser una mala consejera porque te quedas esperando lo que nunca va a suceder. Las situaciones podrían cambiar, pero ¿Hasta cuándo vale la pena esperar? Si lo que sucede a tu alrededor ya no te gusta, no te llena, no te motiva, no te produce bienestar, no te permite sentirte autorrealizado o te produce sufrimiento, estrés o daño emocional el consejo es claro: ¡Haz tus maletas y vete!
No te digo que muchas veces sea fácil dejar lo que hacíamos, a lo que estábamos acostumbrados, dar la vuelta e irnos. Se requiere ser muy valiente para tomar la decisión, asumir que estaremos tristes, tal vez angustiados, desorientados y enfrentaremos la frustración por un rato, pero cortar la cadena del apego a una actividad que no te llena o ya no puede continuar por distintas circurstancias que incluso no dependen de ti, te dará paz y te permitirá evolucionar hacia otro proyecto de vida y un nuevo sentido de vida.
Identifica tu ilusión de permanencia donde creemos erróneamente que todo debe ser para siempre. Creemos que la vida es un producto listo y que debe ser perfecto. Debemos aprender a movernos en la incertidumbre, adaptarnos a diferentes escenarios y momentos de la vida porque la búsqueda de la perfección no solo es agotadora sino una tontería inalcanzable.
Corta el discurso de que algún día el negocio irá bien o algún día mi jefe reconocerá todos mis años de esfuerzo. Lo mejor que te puede pasar es que pronto se te acaben los pañitos y el agua tibia para enfrentar la realidad que tanto amarga, a veces huele mal y no queremos ver. Como explica el psicólogo Walter Riso, el apego tiene la peligrosa propiedad de amplificar las virtudes y achicar las deficiencias según convenga. Desde ese mismo apego vemos normal lo anormal. Así que no merece la pena que sigas dejando de disfrutar un día de tu vida por hacer algo que no te hace sentir pleno por no tomar la decisión. Incluso, decisiones que pueden pasar fácilmente a un plano personal donde también debemos tomar decisiones que a veces no son fáciles de tomar. No merece la pena que sufras.
Acepta también y aprende que no siempre todo es positivo y no te quedes por temor al qué dirán, ¿Por ese temor te quedarás sufriendo? A las tres semanas se le olvidará a la gente lo que pasa con tu vida. Tampoco eres el centro de universo. Ten una conversación con tu ego. Es mortal para cualquier ego que las situaciones no se den como esperaba, que se dé cuenta que en su trabajo no era tan necesario como creía y todo sigue su curso. Es maduro y se te hará la vida más sencilla cuando entiendas que ninguno de los que habitamos o han habitado este planeta son o eran indispensables, nos podrán extrañar, pero el planeta sigue su rumbo. Así que poner al ego en el lugar que le corresponde y empezar a vivir pensando en ti es lo más sano.
Nos damos cualquier evasiva o excusa para tomar decisiones importantes postergando lo que debemos hacer, ¿Cuál es tu diálogo interno para no avanzar a lo que sabes en tu interior que debes hacer? No minimices las situaciones. No te quedes donde no te quieren, no te reconocen o te hacen sentir mal con el discurso de la tolerancia. Si sufres, tienes miedo a no encontrar otro trabajo o emprender otro negocio, te doy una buena noticia, es hora de saltar y aventurarte a crecer y ser responsable como ser humano. Esto significa actuar desde el realismo y vencer tus propios autoengaños.
Recuerda que se aprende más por ensayo y error que por los éxitos. Así que aprende a decir ¡alto!, es suficiente para mí. Permítete fluir y disfrutar el ahora con lo agradable y menos agradable que traiga porque ello hace parte de tu evolución como ser humano. Haz el duelo a tu carrera, trabajo o negocio, ten las conversaciones que debas tener y sé valiente para seguir tu diálogo interno y no la presión de la sociedad. Haz el duelo a la pérdida, busca ayuda de ser necesario, pero pasa página por tu bien y evolución humana.
Aprende a tolerar la frustración. No hagas pataletas si las cosas no salen como esperabas o te desquites con los demás. Afronta tu propia situación. Yo lo llamo «poner el foco en ti”. Deja de culpar a los demás por las “desgracias que ocurrieron en tu trabajo o negocio”. Pon el foco en ti, deja de ser víctima y toma las decisiones que te alejarán del sufrimiento y aprende. Esperar que “todo salga bien” es tu expectativa de acuerdo a tus marcos mentales. Las situaciones saldrán como se hayan conjugado los diferentes agentes y la invitación que te hace la vida es a que te adaptes y te desarrolles lo mejor que puedas.
Si después de llegar hasta esta línea sigues con el discurso de “todo va a mejorar o cambiar”, ¿Hasta cuándo estás dispuesto a esperar? ¿Aceptarás perder futuras oportunidades por estar esperando? ¿Cuándo comenzarás a vivir lo que deseas? Si crees que eres incapaz de iniciar una nueva carrera, escalar en otra organización o empezar un nuevo negocio exitoso, así mismo serán tus resultados. No desvíes la atención de la realidad y pon el foco en ti.
Decir que no se puede o que es difícil crear otro futuro solo habla de una falta de autoestima. No subestimes tu grandeza interior, ten confianza y fortaleza a pesar del miedo. Si crees que no volverás a encontrar un trabajo o tener un negocio igual, debes soltar lo que tienes ahora y correr el riesgo con responsabilidad. Seguro puedes encontrar algo aún mejor, solo debes atreverte y salir a la luz para conseguirlo. Explorar y atreverse disminuye la resistencia al cambio. Te permitirá aventurarte a nuevas experiencias. Recuerda, no te avergüences de lanzarte nuevamente. No eres tan importante como para que la gente se quede hablando de ti toda la vida.
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