Por: Yina Mateus
Tiempo de lectura: 4 minutos
La razón por la cual genera resistencia un proceso de cambio
Lo único cierto en la vida es el cambio. Si observamos la historia del universo y de los seres humanos, observaremos que lo que siempre será una constante es el cambio. Sin embargo, y a pesar de lo inminente que es, nos resistimos constamente a este normal sentido de la vida.
La razón se deriva de la naturaleza humana por encontrar estabilidad. El ser humano requiere evolucionar y transformarse de manera instintiva. Es decir, que se siente incómodo cuando no se mueve a lugares de mayor superación personal o cuando se percibe estancado. No obstante, también requiere de momentos de quietud donde pueda celebrar un nuevo peldaño, aprender, disfrutar del nuevo momento y retomar nuevamente un proceso de cambio. No significa que este espacio de tiempo no sea de evolución, al contrario, hace parte de ese trascender.
El cambio en definitiva nos saca de una zona cómoda. Darte cuenta de la incomódidad que te genera un cambio determinado es el primer paso para afrontarlo de manera asertiva. Algunos procesos de cambio a los cuales nos vemos expuestos con o sin nuestro consentimiento son: nuevos retos profesionales, iniciar o terminar una relación, tener hijos, mudarte de ciudad o país, enfrentar la pérdida de un ser querido, crisis económicas, problemas de salud, entre otros.
Estrés y temor al cambio
Todos los cambios generarán mayor o menor resistencia, y esto, es absolutamente normal. Lo que puede dificultar el aprendizaje y la evolución como persona es que la situación genere profundos temores que provocan estrés o ansiedad. Son esos momentos de cambio donde la persona no puede conciliar el sueño o se despierta a la madrugada porque la hormona del cortisol (hormona del estrés) se encuentra alterada.
Las emociones desagradables nos anuncian nuestra resistencia a un cambio. Una de las principales razones de estas sensaciones se relacionan con nuestro afán de controlar muchas veces lo incontrolable y el no fluir con una situación determinada. Lo cual, generará un profundo y evidente agotamiento, estrés, rabia y sensación de frustración.
Herramientas para implementar cambios de manera exitosa
Desde mi propia experiencia de vida (con cambios retadores) y acompañando durante once años a personas y organizaciones en sus procesos de cambio, decidí traerte algunas herramientas prácticas que te pueden ser útiles ante estas situaciones:
- Identifica el proceso de cambio en el que te encuentras: muchas veces es evidente que estamos en un proceso de cambio, pero en otras ocasiones, nos hablan nuestras emociones por medio del estrés y la falta de sueño sobre estos procesos. Así que permítete identificarlos porque pueden ser múltiples cambios en un solo momento.
- Suelta el control y la perfección: ten apertura hacia lo desconocido y suelta lo que definitivamente no controlas o te desgasta (personas o situaciones).
- Incorpora flexibilidad y adaptabilidad: permítete darte cuenta sobre qué tanto permites dar tu brazo a torcer cuando algo no te parece, qué tanto escuchas y validas otros puntos de vista aunque no estés de acuerdo, qué tanto buscas tú mismo los cambios, etc. Hacer conciencia sobre tu flexibilidad actual, te permitirá ser más asertivo en el futuro.
- Crea una cultura de cambio en tu vida (anticípate): desde cambiar el plato que siempre pides en el mismo restaurante favorito, hasta aventurarte a cambiar de ciudad, país o los cambios que puedas realizar. Muchas veces los cambios no se dan no porque “no encuentres oportunidades”, sino porque desde la falta de flexibilidad y el miedo al cambio, no buscamos esas nuevas oportunidades y no vamos por ellas.
- Acompaña a quien lo necesita: si el cambio incluye a alguien de tu familia, amigos o compañeros de trabajo, sé empático, no todos deben afrontar los cambios de la misma manera que tú. Así que entender el lugar del otro es importante para no dañar la relación.
- Sé resiliente: significa que tengas la capacidad de levantarte ante situaciones difíciles. No todos los cambios son tan mágicos y color rosa como quisieramos. No obstante, estos cambios difíciles y de mayor resistencia, son los de mayor crecimiento personal. Permítete experimentarlos.
- Aprende del pasado: identifica los cambios que generalmente te han costado más y el cómo has reaccionado a ellos. También, identifica situaciones de cambio que gestionas de manera sencilla y encuentra qué te permite asimilarlos de manera asertiva. Allí podrás crear un banco de herramientas para afrontar otras situaciones futuras.
- Genera cambios con sentido: cuando los cambios los traes a tu vida, cabe resaltar que es aconsejable que revises qué tanto están alineados a tus objetivos de vida. Incorpora cambios que realmente respondan a tus deseos y no a los de otros.
- Celebra y aprende: independientemente del cambio que hayas experimentado, siempre podrás celebrar o aprender. El celebrar y cerrar con el reconocimiento de los aprendizajes te permitirá tener un inventario de herramientas para enfrentar cambios futuros. Razón por la cual, cuando no cerramos ciclos por medio de la celebración o el aprendizaje, podemos cometer los mismos errores una y otra vez.
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