Por: Yina Mateus
Tiempo de lectura: 4 minutos
¿Qué situaciones vividas no resueltas nos enferman?
Aún al día de hoy creemos que nos enfermamos solo por causas externas. Pero, la mayoría de las enfermedades que atacan a nuestro cuerpo se relacionan de manera estrecha con nuestra mente y emociones. Si lo pensamos con detenimiento somos cuerpo, mente y emociones conjugándose una y otra vez todo el tiempo. Vale la pena escarbar hacia adentro e ir al fondo cuando nuestro cuerpo enferma por alguna razón diferente a un factor externo como por ejemplo un accidente.
Cuando algo en nuestra vida no anda como realmente queremos y no podemos salir de allí es porque existe una razón por la cual estamos bloqueados de manera inconsciente. Es en ese momento donde la mente empieza a rumear y las emociones se vuelven más desagradables e incontrolables. Sumado a lo anterior, el estilo de vida caótico, demandante, exigente y rápido de la actualidad agudiza estas emociones trayendo consigo una gran variedad de trastornos que impactan de manera negativa nuestra salud mental como el estrés, ansiedad y depresión.
Algunas razones por las cuales enfermamos son: autoexigirnos de manera destructiva, compararnos con el avance de otras personas, reprimir las emociones, no perdonar o pedir perdón, guardar rencor, no soltar a tiempo, vivir o apegarse de personas o el pasado, renunciar a nuestros sueños y esencia, no alejarse de personas tóxicas, no irse a tiempo, otros.
Sanar nuestro cuerpo empieza por sanar, soltar y resolver las situaciones que son difíciles para nuestra mente y emociones. Creemos que anestesiarnos o evadir la realidad será mejor porque creemos que nos ayudará a olvidar y evitará que eso difícil duela. Exceso de drogas, alcohol, trabajo, diversión, gente a tu alrededor, televisión, internet, comida, compras y todo aquello que no te permite parar para dejar de hacer y estar en el momento presente tiene la función de anestesiar.
La realidad es que para desplegar nuestro potencial es importante conectar con nuestra esencia y para lograrlo se hace a través del silencio y ubicarse en el momento presente. A partir de este momento empezaremos a escuchar lo que no es funcional y podremos resolver lo que nos ata. De lo contrario, el no aquietar y resolver lo que no es funcional nos enfermará tarde o temprano.
Si se te rompe una pierna no bastará con no verla debajo de tu pantalón para que se cure. En cualquier momento tu pierna no te permitirá caminar bien porque alguna situación hará que te lastimes de nuevo y tendrás que voltear a verla porque ya no podrás caminar más. Será aquí cuando surgirán los bloqueos que no permiten avanzar y el cuerpo empezará a enfermar para avisar en voz alta “hay algo por resolver”.
Todos los cierres y duelos son igualmente importantes. Aunque parece extraño es importante hacer un cierre a aquellos objetivos no cumplidos, resultados no alcanzados, sanar el duelo ante alguna perdida amorosa, financiera, de salud o de algún ser querido y todo aquél evento que haya dejado una sensación de fracaso, pérdida o decepción.
Sanar, cerrar ciclos y soltar situaciones difíciles nos empodera, nos da mayor tranquilidad, aprendizaje para no caer en patrones y nos permitirá entrar en contacto con nuestra esencia para vivir como realmente queremos.
Pregúntame lo que quieras en mis redes sociales y te ayudaré a recorrer tu camino de evolución.
Twittea o comparte este blog con quien creas que pueda necesitarlo. Déjame tus comentarios o preguntas, será un gusto contestarte.