Por: Yina Mateus
Tiempo de lectura: 2 minutos
Supera tus deseos o complejos de vanidad y superioridad
En la especie humana es muy común encontrar sentimientos de superioridad y vanidad. El ser humano puede entrar en un ciclo de autoconfianza que lo lleva a creerse superior y a evitar su camino de evolución por vivir desde el ego y no preservar la humildad del aprendiz.
¿Qué le ocurre a la persona que se sienta en el trono del ego y la superioridad? Dejará de evolucionar como ser humano y dejará de aportar valor al mundo. Es importante aclarar que es importante confiar en nosotros mismos para enfocarnos en alcanzar nuestras metas personales y profesionales. Sin embargo, el creer que lo sabemos todo y entrar en un baile de egos donde no nos permitimos errar o aceptar que no tenemos la razón siempre, nos llevará a la soledad y a estancarnos como personas y profesionales.
Confía en ti, pero conserva la humildad de seguir evolucionando porque el desarrollo personal es algo de nunca acabar. La razón, nuestro entorno cambiante y complejo nos invita a cambiar todo el tiempo y la simple realidad de envejecer nos lleva a afrontar nuevos retos.
Aprende a juzgarte a ti mismo en relación a tus propios objetivos, no por lo que las personas cercanas a ti posean. Enfócate en alcanzar tus metas de acuerdo a lo que deseas en tu interior y no con base en lo que han logrado los demás. El sentido de esto se fundamenta en que siempre tendrás una verdad sesgada sobre las batallas que libran internamente los demás. Esto permitirá que disfrutes el camino, sientas menor presión social y que cuando logres tus metas no caigas en la superioridad o vanidad.
Rétate a ti mismo contigo mismo, cuando te alejas del exterior y solo te permites observarlo desde la admiración, podrás tener una razón tuya y verdadera para moverte por lo que quieres. Toma distancia de situaciones, entornos o personas tóxicas que te alejan de observarte o te conducen a sentirte superior a otros.
Recuerda que el ego habla de nuestros miedos, la necesidad de superioridad habla de nuestra soberbia humana que esconde las inseguridades que tenemos, de aquello que no queremos mostrar o aquello en lo que nos sentimos débiles. Muchas veces asusta el no cumplir las expectativas de la gente y por ello usamos máscaras que no nos encajan y que nos harán sentirnos ridículos y en una piel que no es la nuestra. Aprende a decirte y hacer lo que es tu verdad y que sea aquella con la que te sentirás más cómodo.
Twittea o comparte este blog con quien creas que pueda necesitarlo. Déjame tus comentarios o preguntas, será un gusto contestarte.