Por: Yina Mateus
Tiempo de lectura: 4 minutos
Haz que estas dos actitudes no eviten que avances hacia tus proyectos personales y profesionales
¿Cuántas veces has querido empezar ese proyecto personal que se te queda a mitad de camino? ¿Un emprendimiento? ¿Continuar tus estudios? ¿Sacar adelante un proyecto en la organización que trabajas? ¿Sanear tus finanzas? ¿Mejorar tu salud y bienestar? ¿Mejorar la calidad de tus relaciones personales?
Cualquiera que sea el proyecto que tienes en mente, quiero que observes si en alguna de estas dos situaciones estás cayendo. Pero antes, ten en cuenta que ninguna es realmente negativa a menos que te esté alejando o haciendo a paso tortuga el alcance de tus sueños:
1. Buscas que todo sea perfecto: Eres de aquellas personas que piensan: “ Yo cuando hago algo o lo hago bien o no lo hago”. Bien, eso suena lindo, el problema es que buscar la perfección hace que no te lances nunca o con pasos de gato cauteloso, que busques que no te juzgue la gente, agradar a la gran mayoría de las personas, que todo se vea cual esfera brillante de cristal y que puedas demostrar todo tu potencial. De nuevo, esto a primera vista no parece mal, la cuestión es que te hace ir a velocidad tortuga o caracol porque nunca empezarás o saldrás a la luz con tu verdadera luz porque buscas la perfección. Ese veneno al cual nos ha llevado la sociedad a cumplir en absolutamente todo. Por lo cual, te quiero dejar esta frase que puedes tomar como una estructura (frase) en cualquier momento que sientas que te estás tomando más tiempo del necesario: “es mejor hecho que perfecto”. La razón para esto, el mayor aprendizaje ocurre en el camino y cuando miras hacia atrás con un cimiento de lo ya recorrido para mejorar aún más.
2. No esperas lo suficiente para ver resultados y renuncias: ligado al anterior punto, cuando esperamos la perfección en el corto plazo y apuntamos nuestras expectativas a ello la frustración en cualquier momento retador nos puede hacer renunciar. Ten en cuenta que nuestro saboteador personal (te aconsejo ponerle un nombre para identificarlo) es feliz diciéndonos lo difícil que será, exagerando lo simple, que mejor dejemos así, que ya otros han avanzado y no hay posibilidad de aportar algo nuevo, entre otros diálogos internos y catastróficos que nos hace. Entonces, la lección es: aprende a hablarle a tu saboteador y llámalo en voz alta por su nombre y dile lo que quieres que pase contigo y que tienes la disposición de atravesar cualquier momento que parezca complejo.
Así que si desde este momento quieres empezar a ver cambios y avanzar hacia lo que deseas, empieza por hacer mayor consciencia de aquellos momentos en los cuales estás desde cualquiera de estos dos pensamientos y comportamientos.
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