Por: Yina Mateus
Tiempo de lectura: 2 minutos
La forma en la que te hablas determinará los resultados al final del día
Supongamos que empiezas el día con resultados “negativos” a tu manera de ver. Esto, puede hacer que te digas: “ok, empecé con el pie izquierdo el día”. Pasan las horas y se siguen presentando acontecimientos que te hacen pensar: ¡Qué sucede en este día! ¡Se alinearon los planetas para que todo me esté saliendo como una castaña!
La manera en la cual empiezas tu día y la forma en la cual enfrentas cada momento desagradable va a determinar el cómo reaccionas y actúas mental y emocionalmente a lo largo del día, la semana, el mes e incluso la vida. La razón, se crea un círculo virtuoso o defectuoso de confianza en ti y tu entorno. A medida que te mentalizas con mayor negatividad o positivismo sobre ti o las circunstancias, así saldrán.
Algunos te hablarán de la ley de la atracción, donde se establece que aquello que deseas es lo que atraes. Yo te traigo algo más sencillo y es que si estás viendo el vaso medio lleno o actúas desde el pensar que ese día te echaron el tarro más grande de sal, así mismo verás cualquier situación mientras no cambies tu perspectiva.
Si decides aprender, gestionar tus emociones, controlar tus pensamientos y seguir tu día con una emoción agradable, enfrentarás con mayor confianza y disposición positiva lo que se venga.
Por lo cual, la próxima vez que algo no salgan como esperabas no te quejes de ti, de la vida o te digas discursos negativos que te predispongan para terminar el día con la sensación de haber tenido un día como el emoji café con cara de crema batida.
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